Un recorrido por los Orígenes y Dilemas de la Sociología
Raúl Javier Yudi
Introducción
En este módulo nos vamos a introducir de lleno en los dilemas y dicotomías que le dan forma al debate de las Ciencias Sociales en Occidente. Es que si hay algo que ha distinguido a este conjunto de disciplinas del de la Ciencias Naturales ha sido siempre el hecho de que se han preocupado por un conjunto de problemáticas en las que la mayoría de las veces no se ha llegado aún a una solución definitiva; y es por eso que han mantenido hasta la actualidad su carácter controversial.
Los sociólogos tenemos una preferencia por pensar a la sociedad moderna como problema más que como cronología. Ello supone que las organizaciones sociales modernas presentan tensiones y contradicciones que le son inherentes, es decir que atraviesan toda su historia, más allá de los contextos particulares. Sin negar, por supuesto, las particularidades que puede adoptar esta forma de organización social a lo largo de la historia y en distintas regiones.
Las Ciencias Sociales, además de ofrecer un cuerpo teórico (o varios) y un conjunto de herramientas metodológicas, están integradas fundamentalmente por preguntas, problemas o tensiones que todavía no encuentran respuestas definitivas. Es por eso que algunos autores la definen como ciencias no culminativas (Agnes Heller; 1998:52), como una forma de conocimiento que no está destinada a resolver problemas sino a crearlos, que no provee de certezas, sino que va erosionando las bases míticas, tradicionales o ideológicas de las mismas.
Es por eso que en más de 200 años de desarrollo científico no encontramos, por ejemplo, tecnologías que tengan como base indiscutida a la ciencia social. Es impensable, por ejemplo, una ingeniería que pueda construir, diagnosticar o arreglar organizaciones sociales; o aparatos que puedan mostrar, con una probabilidad, conocida la estabilidad o la duración de las instituciones; o que solucionen definitivamente el problema del conflicto. No se ha llegado todavía a ese momento en el desarrollo de las ciencias sociales porque detrás de cada uno de sus argumentos o proposiciones podemos encontrar posiciones morales y políticas relativas, que admiten soluciones y perspectivas contrarias o simplemente distintas.
De esta forma, a cada corriente teórica podemos generalmente analizarla al menos desde tres dimensiones:
a) Una metodológica o epistemológica: tiene que ver con la concepción que cada corriente teórica tiene acerca de la forma en que se debe construir o descubrir la verdad científica, sus ideas acerca de la validez y del método científico, etc...
b) Otra relacionada con el análisis social: tiene que ver con el diagnóstico que las mismas tienen acerca de la realidad de su época, las tendencias que esa sociedad muestra, sus ideas referentes a cómo cambian las sociedades, qué es lo que las mantiene integradas o qué es lo que las destruye etc.
c) Y finalmente en cada autor o corriente teórica podemos identificar una posición política bien definida. Es posible distinguir entonces cual es la forma de la sociedad que proponen o desean, cómo creen que deberían distribuirse los recursos que en ella se generan, o como deberían tomarse las decisiones que la afectan, es decir cuál es el régimen político que postulan como más conveniente o más justo.
Y no es que no suceda lo mismo en las ciencias naturales, es decir que no puedan encontrarse en ellas apuestas morales o valorativas, sino que generalmente las instituciones científicas, que las regulan o las producen, han tendido a organizarse y configurarse en función de una corriente teórica dominante, que ha logrado imponer ciertas proposiciones como si fuesen verdades científicas ya probadas e indiscutibles, dándole forma, inclusive, al sentido común de la gente.
¿Qué es lo que se preguntan las Ciencias Sociales?
Para comenzar podríamos hacernos algunas de las preguntas más simples que están presentes a lo largo de toda la trayectoria de este campo académico y que, a mi entender, lo estructuran, lo definen:
• ¿Pueden los actos, los motivos, las creencias humanas convertirse en objeto de una ciencia objetiva o solo pueden ser abordados por la especulación, por la filosofía, por las ideologías, por la religión o por las misma creencias humanas?
• ¿El conocimiento acerca de lo social debe o puede ser comparable o asimilable a las formas en que la ciencia conoce la naturaleza, o tiene su propia forma de construir la verdad científica?
• ¿Qué es primero (al igual que el huevo y la gallina) el individuo o la sociedad?. ¿Quién determina a quién, las partes al conjunto o el conjunto a las partes?.
• ¿Cuál es el plano que determina o configura las distintas formas de vida social, el de las relaciones cotidianas, cara a cara; o el movimiento o los cambios de los grandes conglomerados poblacionales o humanos?
• ¿Las sociedades humanas son previsibles, tienen algún destino predeterminado o por el contrario pueden adoptar cualquier dirección?
• ¿Los cambios en la sociedad son ajustes que hacen funcionar a un todo integrado o son rupturas que transforman una determinada forma de sociedad en otra? O lo que es lo mismo: ¿Las sociedades tienden al equilibrio y al orden o a las rupturas permanentes y a los cambios?
Tales controversias no surgen de preocupaciones estrictamente intelectuales, filosóficas o morales sino de las transformaciones históricas que fue sufriendo occidente en los últimos tres siglos y de los problemas sociales concretos que a partir de ellas se fueron generando.
Un recorrido por el origen de las Ciencias Sociales
En le medioevo el saber estaba concentrado en los monasterios y en las iglesias, las personas letradas eran en su mayoría clérigos y la mayor parte de las interpretaciones acerca del mundo y del comportamiento de la humanidad estaban bajo la órbita del pensamiento religioso y teológico. Una serie de cambios sociales fundamentales fueron configurando lo que hoy se conoce como sociedades modernas y provocaron la independencia de distintas especialidades del pensamiento y del saber de la tutela teológica, en lo que se conoce como secularización. Este proceso de secularización es un cambio progresivo en las concepciones del mundo, por el cual el saber y las explicaciones acerca del comportamiento de la naturaleza y de los hombres fueron liberándose de normas y requerimientos tradicionales, místicos o religiosos.
En esos cambios, por otra parte, se fue modificando el centro desde el cual se miraba y se organizaba al mundo. Tal centro fue siendo desocupado progresivamente por Dios y ocupado por el individuo, gracias a la acción de corrientes filosóficas como el racionalismo y el liberalismo político.
Por otra parte hubo un conjunto de transformaciones socio-históricas importantes que fueron quitando eficacia a las formas religiosas, míticas o tradicionales de explicar el mundo. A continuación vamos a hacer el punteo de algunas de esas cuestiones para introducirnos en las temáticas que dan origen a la necesidad de abordar lo social desde una perspectiva científica y racional:
La revolución Científica que marca el origen del racionalismo y de un pensamiento secular para la solución de los problemas del mundo.
La revolución Industrial que da forma al capitalismo moderno y racional.
El proceso de urbanización que está dado por el crecimiento de las ciudades y la concentración en las mismas de contingentes poblacionales compuestos por campesinos expulsados de tierras que habitaban y que usaban comunalmente. Campesinos que en el nuevo medio deben convertirse en proletarios, en obreros.
La conformación del estado - nación cuyo espacio de influencia territorial y social abarca a cientos de miles o a millones de personas, a diferencia de las comunidades locales (feudos, cantones, municipios, tribus etc.) que suponían una organización a pequeña escala de la vida social.
El proceso de conformación de un mercado nacional en desmedro también de los espacios de intercambio locales.
El proceso de individualización dado cuando las personas emigraron o fueron expulsadas de sus espacios de contención, solidaridad y socialización primaria (la aldea, la familia ampliada, el gremio medieval) para integrarse como individuo y como fuerza del trabajo en el medio urbano industrial.
Y fue fundamentalmente a fines del S XVIII cuando estos procesos se hacen evidentes y proponen un cambio también en las formas de tematizarlos.
Ciencias Sociales y Cuestión Social
A partir de estos cambios empieza a vislumbrarse la necesidad de pensar la realidad social como problema, como cuestión social. Es el momento entonces de la configuración de las Ciencias Sociales. Las mismas están vinculadas fundamentalmente a los problemas provocados por los procesos recién referidos. Y por los contrastes y contradicciones que en las sociedades industriales occidentales empiezan a hacerse evidentes.
La incongruencia más visible fue la planteada entre los valores individualistas, emancipadores y solidarios postulados por las Revoluciones burguesas (Francesa, Inglesa y Norteamericana) y la realidad social configurada por lo que se conoció como Revolución Industria. Entre el mundo de las ideas planteadas por los intelectuales de la ilustración y el mundo real marcado por los problemas que generaba el capitalismo.
La figura 2 pretende ser una síntesis gráfica de los contrastes y desafíos que presenta la cuestión social; desde sus dimensiones económica, social y política. El principal desafío se plantea en la necesidad de organizar una sociedad compuesta ahora de individuos sueltos y no de comunidades o tribus. Y, por otra parte, en cómo convertir a ese conglomerado de individuos, en su mayoría pobres y sin fuentes estables de supervivencia, en trabajadores industriales y en ciudadanos, es decir en personas civilizadas (disciplinadas y respetuosas de un orden social y político determinado)
Las Ciencias Sociales Clásicas
La primera Ciencia Social que se seculariza es la Ciencia Política, en el Renacimiento con Maquiavello . Liberándose a partir de allí del dominio de filosofía, la metafísica y la teología, convirtiéndose en una ciencia autónoma. Lo que compete a ella es la teoría del gobierno y las relaciones entre el gobierno y la sociedad. Históricamente se vincula con el surgimiento de las naciones y de los estados centralizados a partir de las monarquías absolutas. El contractualismo, cuyas figuras paradigmáticas son Hobbes, Locke y Rousseau, es la continuación de este movimiento.
El segundo gran movimiento corresponde al de la Economía Política con Adam Smith, David Ricardo etc. Sigue también el ritmo del desarrollo de la sociedad, respondiendo a los problemas que empiezan a verse en la producción, circulación e intercambio de mercancías; característicos de la primera fase de la revolución industrial en el S XVIII. Problemas que estuvieron relacionados con la conformación de espacios de intercambios económicos de mayor amplitud. Los que fueron configurados a partir de la progresiva pacificación o monopolización de la violencia, que fue el proceso por el cual se fueron consolidando los Estados Nacionales o Monárquicos.
El tercero de estos movimientos es el de la Sociología que a mediados del siglo XIX aparece ligado a los problemas provocados por las distintas fases de la revolución industrial y la dominación política burguesa. En particular con lo que se empezó a identificar como la cuestión social. La misma englobaba fenómenos como la masificación, la urbanización, la proletarización, el individualismo exacerbado, la desorganización social, los nacionalismos, el chauvinismo etc. (Portantiero:1988)
Nace además como respuesta a algunas preocupaciones políticas de las elites dominantes, como aquellas relacionadas con la activación de las masas o sectores populares por movimientos de carácter marxistas o anarquistas que desembocaron finalmente en los sucesos de la comuna de París en 1870 o la consolidación política de la Social Democracia Alemana.
Momento en el cual se visualizan conflictos radicalmente distintos tanto a los de las sociedades pre- capitalistas como a la de los mismos comienzos del industrialismo.
Entre otras cosas ya no era cuestión de administrar y dominar a pequeñas comunidades, tampoco el nuevo escenario social era como lo veían los contractualitas o los economistas burgueses: un conjunto de individuos racionales que podían mantener integrada una sociedad solo poniéndose de acuerdo, o delegando ambiciones o atribuciones personales a un poder externo.
El paisaje social que se podía vislumbrar a fines del siglo XIX mostraba más bien a una sociedad de masas y de grupos o sectores más o menos organizados, para los cuales la dominación no se ejercía ya de forma automática, porque habían adquirido la capacidad de cuestionar, reclamar por intereses particulares e inclusive desestabilizar o revolucionar una sociedad.
Comunidad o Sociedad
En función de su origen traumático que tiene que ver, como estuvimos apreciando, con los grandes problemas sociales y contradicciones de las sociedades conformadas a partir de la revolución industrial; algunos catalogaron a esta disciplina como una ciencia de la crisis. Pero hay algunas cuestiones que tornan paradójico este concepto de crisis (Portantiero; Op.Cit.)
En los años de conformación de la Sociología Clásica, fines del siglo XIX y principios del siglo XX, Europa vivía una época de inusitado auge económico, traducido inclusive en imperialismo político. Ello se vio expresado en el Tratado de Berlín, por el cual las potencias europeas se reparten lo que queda del mundo no colonizado (Africa, medio Oriente, Asia Menor). Para ese tiempo estaba siendo completada la segunda fase de la revolución industrial, la de la gran industria, dominada por el acero.
A pesar de todo esto el momento es visto por autores clásicos de la sociología, como Emile Durkheim y Max Weber, como una época de crisis social y existencial; marcada por un lado por el creciente grado de conflictividad social y por otro por el retroceso de la moral religiosa y tradicional en un proceso de progresivo vaciamiento de sacralidad y sentido.
Es que las formas de organización tradicional como las pequeñas comunidades, los cantones, las tribus, las familias ampliadas etc., se habían ido perdiendo, con la industrialización y la concentración de la población en la ciudades (ver Lucchini y Otros, 1997). Estaba gestándose entonces la necesidad de un nuevo tipo de organización para los vínculos humanos.
La sociología nace bajo la inquietud de la pérdida progresiva del lazo social comunitario (De Ípola; 2004: 12) y la necesidad de reconstituirlo en un nuevo marco constituido por individuos sueltos que tienen pocas cosas en común y dificultades para establecer relaciones armónicas y estables.
Al tipo de organización proyectada sobre una realidad compuesta por un conglomerado de individuos y no por comunidades, es lo que podemos dar la denominación de sociedad o asociación.
Esta forma de organización humana se diferencia de la comunidad por sus continuos cambios y por su inestabilidad. Es decir por debilidad de los lazos que en ella se establecen entre las personas. Se caracteriza entonces por los permanentes intentos de mantener integrado, pacificado y en interrelación permanente a un conglomerado multitudinario de individuos; bajo un sistema más o menos coherente de normas.
La gran distinción entre comunidad y sociedad la plantea un autor alemán llamado Töinnies, que es retomado luego por los grandes clásicos de la sociología. No obstante el tipo de razonamiento ya se encuentra presente en cualquier autor anterior o posterior que piensa al proceso de consolidación de la sociedad occidental como un pasaje de lo tradicional a lo moderno, es decir como una teoría de la modernización. En ese sentido la sociología se posiciona en el campo de las humanidades como una ciencia de la modernización occidental.
Las comunidades constituyen formas de organización de las relaciones humanas basadas en el pequeño número, en la similitud y en la fuerte obediencia y adhesión a un sistema de normas tradicionales. En ellas las personas encuentran tempranamente un espacio espontáneo de contención moral y de protección colectiva. Por lo tanto la cohesión o integración de los grupos no resulta problemática, porque los individuos no conocen otra realidad, ni aspiran a diferencias significativas con los otros miembros del colectivo.
La revolución industrial y la conformación de los Estados- Nación han provocado la necesidad de que los humanos tengan que encontrar otra forma de organización; porque, de hecho, esos procesos provocaron (y lo siguen haciendo) la descomposición de las formas comunitarias de integración. A partir de la modernidad la integración de los colectivos sociales pasa a ser problemática. Y lo es en la medida en que los individuos pierden ese espacio espontáneo de protección y de contención moral que constituían sus comunidades de origen, teniendo que insertarse como individuos aislados en un medio urbano- industrial. La cuestión, que en este caso se cruza con el próximo dilema a tratar (el de Individuo-sociedad) es: ¿cómo mantener integrado a un conglomerado inmenso de individuos?
Las sociedades modernas constituyen entonces formas de organización inestables en donde el individuo, al contrario que en la comunidad, no se integra de manera espontánea sino que debe sufrir un proceso de transformación o socialización para poder hacerlo (para ello existen instituciones como la escuela, los cuarteles, las fábricas etc.). El gran problema con que se encuentran es entonces: ¿Cómo hacer para que esa masa de individuos diversos entiendan, obedezcan y se adhieran a un conjunto de normas comunes, tratando así de mantener cohesionados colectivos multitudinarios y heterogéneos?
Esta distinción entre comunidad y sociedad sirvió (y lo sigue haciendo) para graficar el proceso de modernización de las sociedades occidentales, el cual fue pensado por los clásicos de las ciencias sociales como un proceso evolutivos y civilizador, aunque no libre de nostalgias . Esta transformación fue concebida como el paso de formas de organización fuertemente tradicionales y dogmáticas a sociedades liberales y cosmopolitas. En eso están los autores más o menos de acuerdo. La forma que adopta o debe adoptar el proceso de transición entre un modo de organización y otro es lo que constituye el dilema y el foco de todas las discusiones. Algunos piensan que este proceso se da o debe darse de una manera progresiva, evolutiva y no traumática; otros opinan que el mismo no puede ocurrir sino a través de cambios drásticos o revolucionarios. De un lado entonces se piensa el cambio en orden y con consenso, del otro se piensa que el cambio no se puede dar sino rompiendo el orden y los consensos básicos, el cambio no se da sin conflicto.
Bibliografía
• Castronovo; V. (1990) La revolución Industrial. Pg. 7- 76. CEAL. Bs. As.
• DAWE, A. (1988) "Teorías de acción social" en Historia del análisis sociológico, Amorrortu, Buenos Aires. Pág. 412 a 444.
• De Ípola, Emilio (2004) El Eterno Retorno. Pg. 11 Editorial Biblos. Bs. As.
• Giddens, A; (1998) CAPITALISMO Y LA MODERNA TEORÍA SOCIAL: un análisis de los escritos de Marx, Durkheim y Weber. Ed. Idea Universitaria. Bs. As.
• Heller, Agnes (1998) “De la hermenéutica en las ciencias sociales a la hermenética de las ciencias sociales” en Políticas de la postmodernidad, ensayos de crítica cultural. Pp.52 Ed. Península. Barcelona.
• Lucchini, C; Siffredi, L; Labiaguerre, J. (1997) Procesos Sociales y Marco Histórico de la Sociología. Cap. 1 y 2. Editorial Biblos. Bs As.
• Portantiero, J.C. (1988) La Sociología Clásica: Durkheim y Weber. Pp. 9-21. Bs. As. Centro Editor de América Latina.
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